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Nuestras creencias, aunque muchas veces de manera inconsciente, son quienes manejan el timón que guía nuestra vida, es importante reconocer que nuestra realidad se ve totalmente afectada por dichas creencias.
Ya lo dijo Mahatma Gandhi:
«Nuestras creencias se convierten en nuestros pensamientos, nuestros pensamientos se convierten en nuestras palabras, nuestras palabras se convierten en nuestras acciones, nuestras acciones se convierten en nuestros hábitos, nuestros hábitos se convierten en nuestros valores, y nuestros valores se convierten en nuestro destino».
Una creencia es algo que escuchamos, leímos, vimos, nos dijeron alguna vez y que de manera consciente o inconsciente hemos adoptado como realidad en nuestra vida.
¿Pero cómo cambiar estas creencias? Sigue estos tres pasos:
- Identifica tus creencias: El punto de partida es conocerlas, observar tus reacciones, emociones y pensamientos sin juicio, solo como observadora.
Cuestiona cada una de ellas y anota lo que vayas encontrando.
Hazte preguntas como:
- ¿Cómo es mi conversación interna en esta situación?
- ¿De dónde vienen estos pensamientos?
- ¿Qué frases o dichos me vienen a la mente ante esta problemática?
Las frases extremas como ‘siempre’ o ‘nunca’ pueden ser creencias arraigadas desde la infancia. Es complicado identificarlas, pero observándote diariamente podrás reconocerlas. Asegúrate de anotarlas en una libreta asignada para ello
- Analiza y cuestiona: Examina cada creencia.
¿Es útil? ¿Limita tu avance?
¿Proviene de experiencias pasadas o de influencias externas
¿Es esta creencia una norma de la sociedad o algo cultural?
¿Cómo sería mi vida sin esta creencia?
Te irás dando cuenta como muchas de ellas han sido impuestas por influencias externas y no eres realmente tú. Notarás que muchas de ellas no te permiten avanzar hacia el rumbo que deseas
- Y como nuestras creencias son las que impulsan nuestros pensamientos, no podemos vivir sin ellas, sin embargo, podemos elegirlas, reemplazarlas o mejorarlas y para lograrlo, al lado de cada creencia anota lo siguiente:
- Qué situaciones contradicen esta creencia.
- Encuentra ejemplos donde esta creencia no sea cierta o no aplique pues esto puede abrir tu mente a otras posibilidades.
- Reestructura esa creencia limitante en algo más positivo y realista. Por ejemplo, si crees que «nunca podré hacerlo», cámbialo a «puedo aprender a hacerlo con esfuerzo y práctica».
- Repite esa nueva creencia de manera regular utilizando afirmaciones positivas y así ir reprogramando tu mente.
- Sigue siendo esa observadora de tus pensamientos, sentimientos, reacciones y sigue identificando a qué creencia corresponden, buscando siempre buscar una mejor opción.
La práctica va a ir ayudándote a recablear tu cerebro y a hacer de la consciencia un hábito.
Contar con una guía externa es fundamental para desafiar esas creencias limitantes desde una perspectiva más amplia. Te invito a unirte al programa Renacer, trabajemos juntas para reconstruir una realidad más alineada con nuestro ser genuino.
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